RÍO DE JANEIRO, 30 dic (Xinhua) — La economía brasileña tuvo en 2023 un desempeño mejor del previsto inicialmente aunque todavía no logró dejar atrás todos los riesgos que pesan sobre la mayor economía de América Latina y que amenazan frenar el avance en 2024, según explicaron economistas a Xinhua. Todas las previsiones indican que el Producto Interno Bruto (PIB) brasileño se expandirá cerca de un 3 por ciento este año, resultado muy parecido al crecimiento del 2,9 por ciento obtenido en 2022 pero superior a las previsiones del mercado al iniciar el año, coincidiendo con la llegada a la Presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. «El crecimiento económico de Brasil este año no se explica sin el desempeño positivo de la agroindustria, por encima de las expectativas, y por la creación de empleo, con 1,9 millones de empleos formales creados hasta noviembre. Además, la inflación se mantuvo baja tras el repunte mundial que siguió a la pandemia», explicó a Xinhua el profesor de Economía de la Universidad de Sao Paulo, Paulo Feldmann. Según Feldmann, «el vigor de las exportaciones garantizó la entrada de divisas, y el precio del dólar nacional bajó en comparación con el real, ayudando a controlar los precios. La caída de los tipos de interés en los últimos meses del año en Brasil y en el extranjero animó además los mercados bursátiles en los últimos meses, llevando a la Bolsa de Sao Paulo a su mayor nivel histórico». Feldmann resaltó que «aunque no son resultados espectaculares, se percibe un ambiente mucho menos turbio que a principios del año, cuando declaraciones de Lula sembraron inseguridad, con ataques al equilibrio presupuestario, a la autonomía del Banco Central y a los objetivos de inflación». El Gobierno brasileño comenzó su mandato con la bandera del gasto, promovida incluso antes de asumir el poder mediante una enmienda constitucional que elevó el gasto permanente a un nivel muy superior al necesario para acomodar la correcta expansión del plan Bolsa Familia, el programa de transferencia de renta más famoso de Brasil, aunque al final el déficit fue inferior al límite establecido. De acuerdo con Feldmann, «una parte significativa de las buenas sorpresas económicas del año no estuvieron relacionadas con el impacto directo de la política económica nacional. El ejemplo más evidente es la cosecha récord de cereales, que provocó un aumento del 12,5 por ciento del PIB agrícola en el primer trimestre». «Este impulso se extendió a las ramas industriales y de servicios de la competitiva agroindustria brasileña, que representa alrededor del 25 por ciento de los ingresos del país y es independiente de la protección estatal», comentó. A nivel internacional, aunque los precios de las materias primas bajaron, el volumen de exportaciones brasileñas creció, mitigando en parte el descenso de los ingresos por la bajada de los precios. Por su parte, el profesor de Economía de la Universidad Federal de Alagoas, Cícero Péricles de Carvalho, comentó que «la principal novedad por parte del Gobierno este año fue la llegada de una nueva regla fiscal para sustituir al ya desfigurado techo de gasto, que establecía límites formales a la expansión del gasto. La situación presupuestaria, sin embargo, dista mucho de ser cómoda, y aquí es donde empiezan las amenazas para la salud económica y social del país en los próximos años», alertó. En opinión de Cícero Péricles de Carvalho, «las nuevas reglas son insuficientes para frenar la escalada de la deuda pública del país», la cual pronosticó que aumentará en los próximos años. Para 2024, el economista pronosticó que «la economía brasileña se resfriará, tal y como ya se pudo ver en el PIB del tercer trimestre», lo cual podría comprometer el objetivo de déficit cero anunciado por el Gobierno. Según el mercado financiero, la economía brasileña crecerá un 1,52 por ciento en 2024. De confirmarse, sería el menor resultado en cuatro años. Fin
martes, enero 02, 2024
