ESPECIAL: Monigotes o «años viejos» abarrotan las calles de Ecuador para despedir el 2023

INTERNACIONAL

QUITO, 30 dic (Xinhua) — Las principales calles y avenidas de Ecuador lucen hoy abarrotadas de coloridos monigotes o «años viejos» que se quemarán a la medianoche del 31 de diciembre como parte de la tradicional fiesta de despedida de fin de año en los hogares ecuatorianos. Se trata de muñecos elaborados por artesanos a base de papel, cartón o ropa usada rellena de aserrín en los que se da vida, principalmente, a personajes políticos a través de una careta, a superhéroes y a figuras de series animadas. La venta de los muñecos cobra protagonismo en Quito y Guayaquil, las principales ciudades del país, donde artesanos y comerciantes han colocado puestos callejeros para ofertar una amplia variedad con precios que van desde los cuatro dólares hasta los 300 dependiendo del tamaño. En Guayaquil, la segunda ciudad más poblada en el suroeste del país, se exhiben 16 monigotes de gran tamaño en sitios estratégicos del Suburbio, que acoge a los barrios más extensos y pobres de la urbe, como parte de la tradicional «Ruta de los Gigantes». Estos muñecos causan sensación entre los visitantes, quienes aprovechan para fotografiarse junto a los grandes personajes. Detrás de la elaboración y venta de los «años viejos» están familias enteras que desde hace muchos años han seguido esta tradición de generación en generación. Ese es el caso de Nancy Vilema, que desde hace 15 años junto a su familia se dedica a esta actividad en el sur de Quito, la capital del país. «Heredé esta tradición de mi suegra y cuñados. Desde marzo empezamos el trabajo de elaborar los ‘años viejos’ ya que demanda tiempo y habilidad crear un personaje», dijo la comerciante a Xinhua en su puesto de venta, ubicado en el parque lineal de la avenida Ajaví al sur de Quito. En ese concurrido sector, Vilema vende monigotes por noveno año consecutivo acompañada de sus hijos, quienes al son de música bailable y un ambiente festivo buscan atraer clientes. «Los ‘años viejos’ más vendidos hasta ahora son los del presidente (Daniel) Noboa, del expresidente (Guillermo) Lasso y otros políticos, también personajes de series infantiles», indicó, tras comentar que la venta ha sido buena. Otra comerciante, Estefanía Bolaños, dijo a Xinhua que ha habido una masiva afluencia de gente recorriendo los puestos en busca de su monigote favorito y señaló que el más vendido ha sido el personaje del presidente Daniel Noboa, quien asumió el poder el pasado 23 de noviembre. «A la gente le gusta el muñeco del presidente Noboa porque piensan que en el Gobierno va a hacer algo bueno por el país. Aquí estamos vendiendo el personaje con la banda presidencial y con chaleco antibalas como usó en la campaña electoral, por la inseguridad que vive el país», señaló. Los muñecos, agregó, los trajo de Guayaquil, en donde se fabrican desde hace 13 años en que se dedica a esta actividad. Los puestos de venta también ofertan caretas, antifaces, diademas de luces, gafas, pelucas, entre otros accesorios, para dar color a la festividad. Los compradores llegan en familia a comprar los monigotes para cumplir con la tradición de quemar el muñeco a la medianoche del 31 de diciembre, saltar sobre sus llamas y darle un par de patadas para dejar atrás lo negativo del año que termina. Esta es una tradición enraizada en el pueblo ecuatoriano desde 1830, según historiadores, aunque también se realiza en varios países de América Latina. Para Leslie Chávez, de 26 años, quien acudió a comprar un monigote en el sur de Quito, la tradición de quemar el año viejo no debe perderse ya que es un símbolo de la festividad. «Es interesante ver las calles repletas de monigotes porque así no se pierde esa tradición, parece que cada año va aumentando, para mí este ambiente de fin de año es bonito», subrayó, tras señalar que recibirá el nuevo año con esperanza confiando en que el nuevo Gobierno resuelva los problemas del país, como la inseguridad. «Queremos que la delincuencia se acabe, que exista más seguridad, estamos en tiempos difíciles; sin embargo, hay que ser positivos en que el Gobierno logre lo que deseamos tanto: un Ecuador de paz», señaló. La despedida del año, que los ecuatorianos viven en medio de un feriado de tres días que termina el lunes, se da en un contexto de crisis económica y una ola de inseguridad que azota al país. Fin

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